1º E.S.O.



EL PUEBLO DE LA ALIANZA





EL ÁRBOL GENEALÓGICO

"Un pueblo sin el conocimiento de su pasado histórico, origen y cultura es como un árbol sin raíces"

 Marcus Garvey

Si uno quiere conocerse mejor, si uno quiere saber adónde va, tiene que saber qué hubo detrás de él, quién hizo posible que hoy esté aquí y esté vivo. [...]

Es fantástico descubrir que la vida es así, que la vida da el testigo, que en la vida unos van y otros vienen. Así que la genealogía me parece una herramienta fantástica para conocernos mejor a nosotros mismos, para quitarnos miedos sobre la muerte y para estar más conectados con la vida. Estudia, al menos, hasta tus tatarabuelos, porque son los abuelos de tus abuelos. Sus vidas, sus aspiraciones, sus éxitos y sus fracasos nos atañen y nos marcan.
Mireia Nieto, Tataranietos. Genealogía viva


INTERPRETA DESDE LA BIBLIA



¿Quién escribe este texto?

El libro del Deuteronomio tiene varios autores, aunque todos son desconocidos.

El Arca es llevada ante los muros de Jericó.
Miniatura de Jean Fouquet, 1490.
Biblioteca Nacional de Francia.

¿A quién va destinado?

A los que forman el pueblo de Israel para que no olviden la unidad que deben tener tanto en la fe como en el culto religioso, alabando al único Dios.

¿Cuándo se compuso este texto?

Entre los años 700-400 antes de Cristo.

Otros datos

El libro del Deuteronomio presenta la ley de la Alianza de Dios con su pueblo, Israel. Es el quinto libro de la Biblia y el que cierra el grupo del Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Puede considerarse como las memorias y confidencias de Moisés, que se transmitieron de forma oral y posteriormente se pusieron por escrito, lo que explica que en algunos relatos haya exageraciones.

El Deuteronomio, a través de la narración de cuatro discursos de Moisés, recuerda las maravillas que Dios hizo por el pueblo de Israel. La intención que tiene este libro es que los israelitas no olviden el cariño y el respeto que le deben a Dios, representado aquí con el nombre de Yavé.

¿Qué nos dice este texto?

Comienza con una declaración de Dios sobre el pueblo de Israel, diciendo que es «santo para el Señor». Así se reconoce el carácter de consagrado, de elegido. Y lo que es sagrado, ¿a quién pertenece? A Dios mismo, pues es el pueblo que Él elige, aun sin fijarse en las cualidades o defectos de las personas que lo componían.

La salida de Egipto es un acontecimiento que muestra la elección divina, eso hace que el propio pueblo de Israel se sienta escogido y amado por Dios, que lo libera del enemigo.

Pero esta elección conlleva unas exigencias, unas obligaciones. Ellos ya no pueden adorar a deidades extrañas, sino solamente a Dios. El Señor ha sido fiel a su promesa, los ha sacado de la esclavitud y les ha dado una tierra. Ahora le toca a Israel ser fiel, cumplir el juramento que hicieron ya sus antepasados para responder a la gracia de Dios.

¿Qué enseñanza podemos sacar para nosotros? Este es un claro consejo para no separarnos del camino a la felicidad. Si nos dejamos llevar por los dioses que nos rodean, como el egoísmo, el dinero, la intolerancia, la insolidaridad..., nos separaremos del plan de Dios y será «una trampa» para nosotros porque, además de desviarnos del camino, con el tiempo comprenderemos que nos volveremos esclavos de esos dioses, perdiendo nuestra libertad y felicidad.


Una historia, una alianza, un pueblo

Nuestra historia es un aprendizaje

La vida es un continuo aprendizaje. Los adultos nos enseñan y exigen en función de nuestra edad. Es el mismo proceso de «enseñanza aprendizaje que Dios ha seguido con nosotros y que se conoce como revelación. Si leemos la Biblia desde esa perspectiva, veremos que Él se da a conocer poco a poco y muestra en cada periodo de la historia lo que su pueblo necesita y puede entender. La Biblia no narra solo la historia de los judíos, sino la del pueblo de Dios y, por tanto, la nuestra; es una historia de salvación de la que formamos parte. Cada periodo (patriarcas, esclavitud, desierto, monarquía, profetas...) se debe analizar en clave de fe, prestando atención a la relación que se establece entre Dios y sus criaturas, hijas e hijos, a quienes les hace dos regalos: los elige como pueblo y realiza con ellos una alianza.

La Alianza

Una alianza es un acuerdo entre dos partes, como el que hizo Dios con su pueblo. Dios realiza una promesa y establece así una relación personal con ellos; el pueblo, a cambio, adquiere un compromiso.

Pero cuántas veces hacemos pactos que olvidamos con el paso del tiempo (llevar las tareas al día, llegar temprano a casa, ayudar en las tareas domésticas...). Lo mismo le pasó al pueblo de Israel, que fue infiel a su compromiso con Dios, aunque Él no dejó de darle nuevas oportunidades.

Como consecuencia, esta Alianza ha pasado por varios momentos:

  • Alianza con Abrahán. Es la primera que aparece en la Biblia, en el libro del Génesis. Abrahán y su familia eran nómadas, es decir, no tenían un lugar de residencia fijo. Dios se les apareció y les prometió una tierra nueva donde no les faltaría el alimento: Canaán, y una descendencia tan numerosa como las estrellas. Abrahán, a cambio, tan solo tenía que aceptar su invitación y, aunque esta promesa le parecía imposible, confió en Dios. Abrahán, el primer patriarca de la historia de Israel, con su compromiso y entrega, nos enseña que necesitamos avanzar en nuestra vida y tener confianza en los proyectos que tiene Dios para nosotros.

  • Alianza en el Sinaí. Se narra en el libro del Éxodo. Mientras marchaban hacia la tierra prometida de Canaán, el pueblo egipcio capturó y esclavizó a los israelitas. Dios, consciente de la opresión a la que estaba sometido su pueblo, se revela a Moisés y le pidió que lo liberara. Este, que se sentía torpe para tal misión, buscó la forma de escabullirse. Pero el Señor lo tranquilizó recordándole que no lo abandonaría, sería su boca y sus manos. Este acontecimiento, el éxodo (salida) de Egipto, fue decisivo para la fe e historia de Israel. De hecho, hoy día lo recuerdan en la noche de la Pascua, una fiesta importante para la religión judía. Durante la travesía por el desierto, Dios le pidió a Moisés que subiera al monte Sinal, donde se le apareció y selló la Alianza con su pueblo: Él los protegería siempre y los guiaría hasta la tierra prometida; los israelitas cumplirían sus mandamientos comenzando por el primero, el del amor a un único Dios. Pero cuando Moisés bajó del Sinaí vio que el pueblo había olvidado que Dios los había sacado de Egipto y lo habían suplantado por una escultura de oro. Dios no anuló la promesa y conmovido por la situación, restableció la Alianza. Y posteriormente la renovará haciendo hincapié en atender a los marginados: pobres, extranjeros, viudas y huérfanos. 

  • Alianza definitiva. Jesús representa la Alianza definitiva de Dios con su pueblo, que ya no es solo Israel, sino que engloba a toda la humanidad. Él se entregó por todos nosotros liberándonos así del mal y haciendo realidad su promesa, la gran esperanza para el cristiano: la muerte no es el final. Y, como en el Antiguo Testamento, El mantiene esta Alianza aunque nosotros le fallemos.



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