VENID Y LO VERÉIS
Blog de Religión y Moral Católica
lunes, 8 de diciembre de 2025
martes, 25 de noviembre de 2025
lunes, 27 de octubre de 2025
TOMAR CONCIENCIA: TODOS CONTRA EL BULLYING
El valor y virtud de tomar conciencia consiste en desarrollar la capacidad de conocer lo que ocurre en nuestro interior y en nuestro exterior. Es el buen sentimiento y comportamiento que se realiza para escuchar nuestra voz interior, y así conocernos, diferenciar lo bueno de lo malo y amar de corazón: "El amor que brota de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera" (1 Tim 1, 5). La persona inconsciente tiene poca humanidad y confunde la realidad de la vida con su egoísmo y con lo virtual.
Necesidad de escuchar nuestra conciencia
«Debemos aprender a escuchar más nuestra conciencia. Pero ¡atención!, esto no significa seguir el propio yo, hacer aquello que me interesa, que me conviene, que me gusta.... ¡No es esto! La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir adelante, a permanecer fiel».
Papa Francisco: Rezo del Ángelus, 30 de junio de 2013
jueves, 9 de octubre de 2025
lunes, 15 de septiembre de 2025
2. MUCHO MÁS QUE UN LIBRO
PUNTO DE PARTIDA
- El texto describe una exposición sobre biblias en distintas lenguas. Investiga en qué lugares y cuántas personas aproximadamente hablan las lenguas que se mencionan en el reportaje.
- ¿Por qué será que la Biblia está presente en todos los rincones del planeta?
¿Quién escribe este texto?
El evangelista san Lucas.
¿A quién va destinado?
A las personas que han descubierto a Jesucristo. San Lucas se convirtió al cristianismo tras su muerte y se quedó tan maravillado por todo lo que conoció sobre Él que, con la ayuda de Dios, decidió ponerlo por escrito para animar a todas las personas a seguirlo.
¿Cuándo se compuso este texto?
Entre el año 80 y 90 después de Cristo.
Otros datos
El Evangelio de san Lucas es el más sencillo de leer. Este evangelista, a diferencia de los demás, es el único que comienza su texto ofreciéndonos datos sobre la infancia de Jesús, concentrados en los dos primeros capítulos del libro. Por eso, a los dos capítulos en los que se encuentran estos datos se les llama Evangelio de la infancia, ya que narran de forma ordenada el periodo que va desde el anuncio de los nacimientos de san Juan el Bautista y de Jesús hasta que este último llega a los doce años.
En el texto encontramos detalles curiosos, como que Zacarías, sacerdote y esposo de Isabel, prima de la Virgen María, se quedó mudo hasta el nacimiento de su hijo Juan el Bautista, debido a su falta de fe.
Igualmente, este es el único Evangelio en el que leemos el Magnificat, un cántico y oración dirigido por la Virgen María a Dios que refleja la misión de Jesús: liberar a los oprimidos e infundir esperanza a su pueblo.
Por otro lado, cada evangelista resalta un aspecto característico de Jesús. San Lucas insiste en una idea: el amor y misericordia de Dios no tiene límites, y por ello nunca rechaza a quien se quiere acercar a él, sin discriminación alguna. Además destaca que siente debilidad por los pequeños, enfermos, pobres, víctimas de injusticias, arrepentidos...; por eso a san Lucas se le conoce como el evangelista de la misericordia. Esto se ve claro en la parábola del hijo pródigo, texto que tampoco leeremos en otros Evangelios.
¿Qué nos dice este texto?
El Evangelio según san Lucas comienza con este prólogo. Siguiendo el estilo literario de los historiadores de su época, quiere dejar claro que, aunque él no ha sido testigo directo de los acontecimientos, ha tenido un cuidado especial por confirmar y reunir todas las enseñanzas transmitidas por los propios «testigos oculares y servidores de la Palabra».
Lo primero que podemos observar es que, como otros libros de la Biblia, los hechos que narran no se pusieron inmediatamente por escrito, previamente fueron transmitidos oralmente. Este fue el proceso: las personas que estaban presentes (testigos oculares) transmitían lo que habían visto, oído y sentido. Hasta que, con el tiempo, llegaba alguien que, siendo inspirado por Dios, recogía todo por escrito.
Como podemos leer, el texto está dirigido a un personaje llamado Teófilo. Sobre quién era realmente hay varias teorías. Algunos dicen que, al referirse a él con el adjetivo ilustre, hace ver que se trata de una persona importante con alto rango social.
La palabra de Dios en nuestras vidas
Hoy nadie niega la riqueza literaria, social, histórico-cultural o artística que guarda. Pero por encima de todo está su valor religioso y, por ello, todos los cristianos deberíamos conocerla y comprenderla para poder descubrir, a través de sus páginas, lo que Dios nos quiere decir, Comencemos por su estructura, que se organizó en el siglo IV.
La Biblia se compone de setenta y tres libros agrupados en dos partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento.
- Los libros del Antiguo Testamento (AT)
El Antiguo Testamento cuenta con 46 libros, escritos en lengua hebrea, aramea y griega, y se pueden dividir en cinco bloques:
- Pentateuco. Son los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Muestran cómo Dios intervino en las primeras etapas de la historia de la salvación: eligió a los patriarcas, llamó a Moisés, liberó a su pueblo de la esclavitud, pactó con él en el Sinaí, lo condujo por el desierto, le dio una tierra....
- Libros históricos. Narran, desde la fe, los acontecimientos que vivió el pueblo de Israel, es decir, hacen una lectura religiosa de su historia: Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Crónicas, Esdrás, Nehemías, Rut, Tobías, Judit, Ester y Macabeos.
- Libros proféticos. En ellos encontramos las historias de los profetas: Abdías, Ageo, Amós, Baruc, Daniel, Ezequiel, Habacuc, Isaías, Jeremías, Joel, Jonás, Malaquías, Miqueas, Nahún, Oseas, Sofonías y Zacarías. Estos mensajeros de Dios juzgaban y denunciaban las malas actitudes, pero a la vez daban esperanza al pueblo y anunciaban al Mesías que vendría a liberarlos.
- Libros poéticos. Se llaman así porque están escritos en verso. Las personas se dirigen a Dios en forma de oración (Salmos), poemas de amor (Cantar de los Cantares) o queja desesperada (Lamentaciones) en la que el ser humano des- cubre su fragilidad y se encuentra de nuevo con Dios.
- Libros sapienciales. La palabra sapiencia significa sabiduría. Por ello estos libros están llenos de enseñanzas que nos ayudan a encontrarnos con Dios y alcanzar la felicidad: Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico.
- Los libros del Nuevo Testamento (NT)
Cuenta con 27 libros. Se redactaron en griego en la segunda mitad del siglo I. Los autores seleccionaron las experiencias de las comunidades con el fin de mostrar el contenido y significado del mensaje recibido por Jesús. Se pueden dividir en:
- Evangelios. Con ellos comienza el Nuevo Testamento. Narran lo que Jesús hizo y dijo. Son cuatro: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
- Hechos de los Apóstoles. En él se narran los comienzos de la Iglesia y la experiencia de sus primeros testigos, los apóstoles.
- Cartas. Pueden recibir el nombre de la comunidad a la que se dirigen o del apóstol que las escribe, Santiago, san Pedro... o san Pablo, el que más cartas escribió.
- Apocalipsis. Es un texto cargado de símbolos que se escribió a finales del siglo I, en plena época de persecución cristiana. Por ello invita a la conversión y transmite un mensaje de esperanza: el mal no ha vencido, aunque lo parezca; Cristo ha resucitado y está presente en medio de la Iglesia.
- ¿Con cuántos libros cuentan el Antiguo y el Nuevo Testamento?
- ¿Qué es el Pentateuco? ¿Qué nos muestra?
- ¿Qué misión cumplían los profetas?
- ¿En qué libro de la Biblia se narra el comienzo de la Iglesia que se indica en el texto?
- ¿Qué es un hagiógrafo?
- ¿Qué es un género literario?
Descubrimos sus claves
Para acercarnos a la Biblia, debemos tener en cuenta un documento del Concilio Vaticano II (1962-1965), la constitución dogmática Dei Verbum, la cual nos aclara una serie de aspectos.
- Es Palabra de Dios (DV 11)
La Santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia.
Dei Verbum 11
Los libros de la Biblia fueron redactados por personas, elegidas por Dios e inspiradas para que pusieran estas verdades por escrito. A estos autores se les llama hagiógrafos y fueron instrumento de Dios porque «escribieron todo y solo lo que Él quería». Por ello la Biblia es Palabra de Dios, quien se revela a su pueblo a través de los acontecimientos y las enseñanzas que en ellas se guardan hasta mostrarse plenamente a través de Jesucristo.
- Escrita en lenguaje humano (DV 12)
Aunque escribieron bajo inspiración divina, no se puede separar al hagiógrafo de su contexto histórico y cultural. Por ello, para poder interpretar bien el mensaje que la Biblia quiere transmitir, debemos conocer las formas de pensar, hablar o narrar vigentes en las distintas épocas.
Pero por ser Palabra de Dios en lenguaje humano, debe ser interpretada también con la ayuda de los criterios que se usan para interpretar el lenguaje humano.
Dei Verbum 12
- Contiene distintos géneros literarios
Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender a «los géneros literarios».
Dei Verbum 12
Un género literario es una forma de clasificar un texto según su composición y estructura. Los hagiógrafos también utilizan este recurso. La Dei Verbum nos anima a conocer estos géneros para poder interpretar el mensaje de Dios:
- Histórico: libros que incluyen historias reales o ficticias, relatos populares, datos informativos y biográficos. Tienen un fin religioso, por lo que destacan la presencia de Dios en la historia.
- Narrativo: relatos que describen momentos o escenas donde lo importante es la enseñanza que se quiere transmitir.
- Legislativo: textos que recogen las normas o preceptos del pueblo judío.
- Profético: doctrina dada por un mensajero de Dios (profeta). Incluye oráculos, visiones y acciones simbólicas.
- Lírico: textos poéticos que expresan sentimientos, vivencias profundas, pasión, amor..., generalmente, escritos en verso.
- Sapiencial: enseñanzas cortas y sencillas, de sabios y pensadores, sobre diversas realidades de la vida y grandes interrogantes.
- Epistolar: cartas para una comunidad o persona.
- Apocalíptico: revelaciones obtenidas por visiones o sueños que se expresan de forma enigmática y simbólica.
Los Evangelios tienen sus propios géneros literarios:
- Parábolas: breves historias o comparaciones basadas en la vida cotidiana con un mensaje muy concreto. En ellas se puede ver que Jesús se esfuerza por adaptarse a un lenguaje sencillo para llegar mejor a quien lo escucha. Las parábolas dejan libertad para que el oyente saque sus propias conclusiones.
- Discursos: palabras que Jesús dirige a sus discípulos con el fin de transmitir su mensaje. Destacan en ellos el lenguaje claro, sencillo y directo. Suelen producirse en algún lugar simbólico.
- Narraciones: describen hechos, acontecimientos simbólicos o encuentros con Jesús.
- Milagros: en estos relatos se presenta una necesidad, después Jesús acepta sanar o liberar a esa persona y, por último, esta acción provoca la admiración en los testigos.
miércoles, 10 de septiembre de 2025
martes, 17 de junio de 2025
MI DIOS ES LA SANTÍSIMA TRINIDAD
¿Te has planteado en dónde, quién, cómo ponemos nuestro corazón? Los deportistas y artistas nos hacen disfrutar con su trabajo. Pero algunas personas los ensalzan de tal manera que terminan siendo endiosados. Por otro lado, el dinero, la fama o el poder se han convertido también en objetos de culto, pero son efímeros, no aportan nada duradero.
Tener fe en Dios no nos dará la seguridad de que en toda nuestra vida vayan a abundar la riqueza, la salud o la alegría. Pero sí garantiza poder llevar una existencia con sentido que nos haga reflexionar ante los acontecimientos y descubrir en ellos el camino de nuestra aceptación.
Los creyentes, de cualquier religión, ponen su confianza en Dios sabiendo que, aunque a veces no lo sientan, está ahí y no les va a fallar. Algunos llegan a opinar que el cristianismo es una mezcla de tres dioses, pero se confunden. Nosotros, los cristianos creemos en un único Dios que a lo largo de la historia de la humanidad se nos ha ido revelando progresivamente como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esto es lo que afirmamos cuando hacemos la señal de la Cruz, por eso ponemos nuestro corazón en la Santísima Trinidad, una comunidad de amor que nos enseña cómo relacionarnos con los demás.
Dios Padre
A lo largo de todo el Antiguo Testamento, los autores nos dan pinceladas de quién es Dios, a través de frases que no aclaran mucho como «Yo soy el que soy». Dejan entrever algo, pero sin desvelarlo totalmente.
Sabemos mucho más a través de Jesús, que llama a Dios Padre con un término arameo, Abbá (papaíto). Este término muestra la confianza y la profunda e íntima relación que tiene con Él. Además, Jesús nos enseña una oración, el Padre nuestro, con la que nos indica que Dios es, también, nuestro Abbá.
Dios Hijo
Como narra el Nuevo Testamento, Dios se ha revelado a través de la vida de Jesús en nuestra historia, mostrándose como Hijo.
En los Evangelios encontramos que el centro de la experiencia de Jesús es la relación Intima que tiene con el Padre. En ellos, Él se muestra como Dios hecho Hombre e irrumpe en la cotidianidad de las personas para que estas tengan una vida llena de esperanza y libertad si se sigue el estilo de vida que nos enseñó.
Dios Espíritu Santo
El Espíritu Santo ha estado en todo momento presente en la historia de la salvación. Ya desde los relatos de la Creación se dice que Dios insufla su aliento (espíritu) en nosotros para que tengamos vida. Más tarde, san Juan el Bautista da testimonio de Jesús y del Espíritu Santo. Nos dice que es Jesús quien va a realizar un nuevo Bautismo, pero no con agua, sino con el Espíritu Santo. Este nos empapará desde dentro y será quien nos mueva a anunciar la Buena Noticia. El Espíritu está presente en toda la vida de Jesús. Antes de la Resurrección, Jesús promete que no nos dejará solas que, como Hijo, Él se va, pero enviará a su Espíritu para que esté con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Este Espíritu llegó a nosotros el día de Pentecostés, cincuenta días después de la Resurrección. Es el encargado de impulsarnos a vivir el Evangelio mostrándonos que un mundo mejor es posible. Él es quien hace presente y visible a Dios en el mundo a través de la comunidad cristiana.






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